La vacaciones tienen un doble aspecto para las madres. Por un lado , por suerte dejamos de cumplir horarios estrictos y de vivir con los ojos pegados al reloj. Por el otro, vamos a estar con los chicos en casa todo el día. Salvo que los anotemos en una colonia de verano, en cuyo caso otra vez vamos a tener que estar con los ojos pegados al reloj y la lengua afuera llevándolos y trayéndolos de alguna parte, sacando toallas empapadas de bolsos con olor a moho y controlando que nunca falten ojotas, malla enteras y gorras de goma. Los chicos, como los tomates, crecen con el calor. Empiezan el verano usando una malla y a los quince días no les entra más.
Si en las vacaciones de verano nos quedamos en casa, hay dos maneras de entretenerlos: con una pileta en casa o mandándolos a una pileta en casa ajena. Porque la otra variante de diversión ( televisor + ventilador ) es demasiado estática para chicos en la etapa de desarrollo.
Si van a casa ajena, no hay problemas en tanto y en cuanto no te acostumbres demasiado a las delicias del silencio y decidas pasar a buscarlos a la una de la mañana, cosa que no nos granjea la amistad de la madre del que invitó.
Si tu casa es la invadida, andá diciéndole adiós a tus flores más bonitas, y prepararte para tener que cambiar 50.000 litros de agua, porque los bañistas escupieron, embarraron y llenaron de hojas y papas fritas a lo que antes era agua de piscina con transparente y turquesa con exactos 7 puntos de PH.
Todo depende de las edades de tus hijos. A los chicos de hasta 6 años les encanta salir a pasear. Lo único que hay que tener en cuenta es que a ellos lo que menos les interesa es llegar a ninguna parte. Una rama, una piedrita, un banco en el camino los entretienen durante horas, al punto de que terminamos llegando a la casa de la abuela para la cena, cuando ella – que vive a cinco cuadras – nos esperaba a almorzar.
Los chicos de más edad, en cambio, tienen terribles berrinches por dos cosas: porque quieren salir ya, o porque no quiere salir a ningún lado.Las dos con la misma fuerza , y a veces las dos consecutivas e el mismo hijo, o consecutivas alternadas entre dos hijos:
- ¿Vamos a pasear?
- ¡No quiero salir!
- Mamá, salgamos...
- ¡Yo me quedo solitoooo!
- ¿Cuando vamos, mamá?
- Yo no voy a ningún lado!
La solución es decirle al que quiere salir que vaya bajando al palier o salga al jardín delantero, mientras al que no quiere salir le vamos prometiendo golosinas increíbles y paseos en unicornio con tal de sacarlos de casa.
Los chicos un poco más grandes, rondando los 10 años, no están interesados en el camino en sí, sino en llegar a un sitio que valga la pena el esfuerzo de arrancarlos de la silla de computadora. Si tenés un nene de 2 años y uno de 10 , “ pasear en familia” es un concepto que se traduce con la siguiente imagen: tu hijo chico observando piedritas en la esquina de tu casa , mientras que tu hijo mayor ya llegó al Chuy, y vos corriendo desesperada entre los dos extremos de ese segmento imaginario.
Hay una cosa que consuela a las madres: no hay berrinche que no pare con una bien fingida indiferencia de nuestra parte.
¿De que le sirve desgañitarse gritando, patear el piso y enchastrarse todo si vos ni te mosqueás? Es cierto que los demás transeúntes te mirarán con horror , al verte tan indiferente ante un chico en crisis. Pero la única otra manera de frenar una crisis es un buen cachetazo, y eso sería mirado con más horror aún.
Fuiste al shopping porque ya no te lo bancabas en casa, y en cinco minutos de estar en el shopping te da cuenta de que no te lo bancás en el shopping y querés volver corriendo a casa. Morís por ir al Zoológico y le rogás a los chicos que te hagan pata porque querés ver elefante, cuando a ellos ya ni les importa un pito el Reino Animal. Su obsesión no pasa por palpitantes bestias peludas: ellos sólo se fascinan con los animales extinguidos . Por eso, cuando estás ahí , tratan de arrojarse a la fosa de los leones, chillan porque quieren comer mil panchos, siempre tienen ganas de hacer pis en la punta opuesta de los sanitarios y los animales que mñás les gustan son los que están en la calesita.
Con los chicos es así: una siempre está con ellos en el lugar equivocado, buscando el lugar ideal para la infancia que, simplemente no existe.
¿Cuándo empiezan las clases?
Si en las vacaciones de verano nos quedamos en casa, hay dos maneras de entretenerlos: con una pileta en casa o mandándolos a una pileta en casa ajena. Porque la otra variante de diversión ( televisor + ventilador ) es demasiado estática para chicos en la etapa de desarrollo.
Si van a casa ajena, no hay problemas en tanto y en cuanto no te acostumbres demasiado a las delicias del silencio y decidas pasar a buscarlos a la una de la mañana, cosa que no nos granjea la amistad de la madre del que invitó.
Si tu casa es la invadida, andá diciéndole adiós a tus flores más bonitas, y prepararte para tener que cambiar 50.000 litros de agua, porque los bañistas escupieron, embarraron y llenaron de hojas y papas fritas a lo que antes era agua de piscina con transparente y turquesa con exactos 7 puntos de PH.
Todo depende de las edades de tus hijos. A los chicos de hasta 6 años les encanta salir a pasear. Lo único que hay que tener en cuenta es que a ellos lo que menos les interesa es llegar a ninguna parte. Una rama, una piedrita, un banco en el camino los entretienen durante horas, al punto de que terminamos llegando a la casa de la abuela para la cena, cuando ella – que vive a cinco cuadras – nos esperaba a almorzar.
Los chicos de más edad, en cambio, tienen terribles berrinches por dos cosas: porque quieren salir ya, o porque no quiere salir a ningún lado.Las dos con la misma fuerza , y a veces las dos consecutivas e el mismo hijo, o consecutivas alternadas entre dos hijos:
- ¿Vamos a pasear?
- ¡No quiero salir!
- Mamá, salgamos...
- ¡Yo me quedo solitoooo!
- ¿Cuando vamos, mamá?
- Yo no voy a ningún lado!
La solución es decirle al que quiere salir que vaya bajando al palier o salga al jardín delantero, mientras al que no quiere salir le vamos prometiendo golosinas increíbles y paseos en unicornio con tal de sacarlos de casa.
Los chicos un poco más grandes, rondando los 10 años, no están interesados en el camino en sí, sino en llegar a un sitio que valga la pena el esfuerzo de arrancarlos de la silla de computadora. Si tenés un nene de 2 años y uno de 10 , “ pasear en familia” es un concepto que se traduce con la siguiente imagen: tu hijo chico observando piedritas en la esquina de tu casa , mientras que tu hijo mayor ya llegó al Chuy, y vos corriendo desesperada entre los dos extremos de ese segmento imaginario.
Hay una cosa que consuela a las madres: no hay berrinche que no pare con una bien fingida indiferencia de nuestra parte.
¿De que le sirve desgañitarse gritando, patear el piso y enchastrarse todo si vos ni te mosqueás? Es cierto que los demás transeúntes te mirarán con horror , al verte tan indiferente ante un chico en crisis. Pero la única otra manera de frenar una crisis es un buen cachetazo, y eso sería mirado con más horror aún.
Fuiste al shopping porque ya no te lo bancabas en casa, y en cinco minutos de estar en el shopping te da cuenta de que no te lo bancás en el shopping y querés volver corriendo a casa. Morís por ir al Zoológico y le rogás a los chicos que te hagan pata porque querés ver elefante, cuando a ellos ya ni les importa un pito el Reino Animal. Su obsesión no pasa por palpitantes bestias peludas: ellos sólo se fascinan con los animales extinguidos . Por eso, cuando estás ahí , tratan de arrojarse a la fosa de los leones, chillan porque quieren comer mil panchos, siempre tienen ganas de hacer pis en la punta opuesta de los sanitarios y los animales que mñás les gustan son los que están en la calesita.
Con los chicos es así: una siempre está con ellos en el lugar equivocado, buscando el lugar ideal para la infancia que, simplemente no existe.
¿Cuándo empiezan las clases?
1 comentario:
De verdad sos una capa... te leo y me desenchufo.... Me encantarìa entrevistarte para un programa de radio. Mi e-mail: tlotero@gmail.com Un beso enorme
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