lunes, 19 de enero de 2009

Leyes del ahorro en tiempos de crisis


Ahorrarás tanto como el tamaño de tu alcancía
Nadie espera a que se llene una alcancía grande para abrirla o romperla.
El tiempo más corto es el que transcurre entre que una ahorra un dinero parte por cualquier emergencia y el instante en que aparece la emergencia.
Siempre sobra mucho mes cuando se acaba el salario.
Si aun tienes dinero, no te relajes. Ya se le acabará.
Si haciendo cuentas vez que llegas a fin de mes, es que la cuenta, sin ninguna necesidad de comprobación, tiene un error.
Un ingreso imprevisto siempre viene acompañado de un gasto inesperado por la misma cantidad. La mejor manera de hacer dinero es dejar de perderlo.
Un estúpido y tu dinero no tardan en hacerse socios.
El dinero que ahorras para comprara eso que Renato necesitas nunca es suficiente para adquirirlo.
Gastas mucho más en reparar un auto que en comprarlo.
Es imposible entrara a un supermercado a comprara solamente una leche.
El problema no es que el sueldo no alcance, sino que cuando se acaba aun sobra mucho mes.
Las ofertas duran hasta que te decides a comprar.
Las cosas se arruinan en proporción directa a su valor.
Si ahorras unas pocas monedas todos los días, al cabo de un año te sorprenderá que poco dinero has ahorrado.
Los hijos jamás encuentras el vuelto luego de una compra.
Lo más sorprendente de una familia es como, con tan poco dinero, logras mes tras mes aparentar que nada les falta.
Si apagas una luz para ahorrar electricidad, seguramente tu hijo habrá dejado la tele de su cuarto encendida al mínimo durante todo el día.
Si una canilla puede quedar abierta desperdiciando agua, lo hará.
Sólo sabes cuánto gana tu marido cuando gana muy pocos. A medida que más gana, menos te enteras… y menos recibes.
Más vale pasar una semana sin aceite que salir a comprarlo una, porque también es imposible ir al mercado y comprara solo aceite.
El día en que sabes que por fin acabas de pagar todas las cuentas de los gastos de la casa del mes, invariablemente llega otra más que no recordabas.
El resumen de la tarjeta de crédito siempre muestra gastos que pareciera que hizo otro.
No le preguntes nunca a un vendedor si es un buen precio.
La mejor manera de ahorrar dinero es decir “luego vengo a comprarlo“y no regresar jamás.
Un centavo ahorrado es un centavo.
Nunca nada se ajusta al presupuesto que te han dado.
Dado un precio, calcula que te costará el doble.
Hasta la cosa de mejor calidad viene fallada y debe ser reparada.
Si es importado, la reparación será más cara aún.
Mientras los hombres nos invitan a comer afuera, a nosotras se nos queda atragantado el pollo al a suiza pensando cuantos kilos de verdura compraríamos con una sola porción de pollo a la suiza.
Donde hay una mujer, se usa hasta el fondito de la botella de detergente (bien batido con agua, para que se despegue), se raspa el papel de la manteca con el cuchillo, la ropa se remienda y se hierve la carcaza de pollo para hacer una sopa. Al dinero que una madre ahorra así, el marido se lo gasta en una raqueta de tenis que usa una vez al año.

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